lunes, 20 de febrero de 2012

¿A quién le importa?

¿Y qué si no me he enamorado nunca?

¿Y qué si soy virgen?

¿Y qué si creo en Dios, en los fantasmas o lo que me apetezca?

¿Y qué si no tengo un 90 60 90?

¿Y qué si me gustan las matemáticas?

¿Y qué si no tengo ni Tuenti, ni Facebook?

¿Y qué si no me gustan los microondas?

¿Y qué si visto diferente que tú?

¿Y qué si no me gusta ir maquillada hasta los tobillos porque me siento guapa así?

¿Y qué si prefiero los chicos con cabeza y no con músculos?

¿Y qué si mis gustos musicales ni se parecen a los tuyos?

¿Y qué si no me va beber alcohol o fumar?

¿Y qué si no confío en la gente?

¿Y qué si creo que la tele nos enferma?

¿Y qué si me gusta o no Justin Bieber?

¿A quién le importa lo que yo haga con mi vida?

No lo entiendo, parecen las viejas del pueblo, que como no tiene nada que hacer con su vida, se dedican a criticar y a decir mentiras sobre las personas. Dentro de su mundo, ellas deciden qué es lo que está bien y lo que está mal. Si no vas a misa los domingos ni te cuento, eres hombre muerto. Pues a los 15 años pasa igual, encerradas en su torre, como princesas (o mejor, reinas malvadas) están las jóvenes que se dedican a malgastar su tiempo hablando de rumores sin importancia. Y luego, te las encuentras por la calle. Si tienes suerte serán honestas contigo y te mirarán de arriba abajo, con esa mirada atravesada que casi no deja ver sus pestañas reales bajo tanto rímel y lápiz de ojos. Si no, las verás sonreírte, abrazarte y besarte en la mejilla (sin tocarte, claro, que se les quita el pintalabios), te preguntarán que qué tal estás; uno de esos que casi no te dejan contestar porque realmente no les interesa. Pero lo que sí les interesa es con quién te has enrollado, con quién te has enfadado de tus amigas y si tu madre y tu padre se separarán al final o ha sido una de esas peleas de matrimonio con polvo incluido. Arpías… Te chupan la sangre sin dejarte un solo glóbulo rojo. Para evitarlas, no necesitarás insecticida, ni uno de esos aparatitos que se enchufaban antes y espantaban a los mosquitos, y mucho menos un matamoscas con forma de mano. Sólo una leve sonrisa y una de esas frases ambiguas que no contestarán a su pregunta, aunque ellas creerán que sí. Es algo como lo que hacen los videntes o los horóscopos. ”Tendrás mucha suerte en el amor, alguien que te quiere te hará un regalo” ¿Quién no tiene suerte en el amor? ¿Realmente es posible que nadie te quiera? Es decir, ni si quiera tu madre, algún amigo, hermano… No sé. Cualquiera que tenga que ver contigo. “Te hará un regalo”. Eso vale para todo, si un amigo te paga un café, tu madre te hace tu comida preferida o tu hermano viene a verte después de semanas sin saber de él… Busca la manera de hablar sin decir nada y algún día se cansarán de que les contestes sin una respuesta segura, o quizás madurarán. Aunque eso lo veo un poco más difícil, pero de ilusiones se vive.

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