domingo, 12 de febrero de 2012

Callar es mi mayor crimen.

Cuando el amor supera al odio, la humildad al orgullo, la generosidad a la avaricia, la seguridad a la timidez... Somos personas. Cuando matamos, cuando somos retrógrados, xenófobos, pedófilos, sociópatas, racistas, prepotentes, intolerantes, fascistas... Somos monstruos. La sociedad no avanza por ellos. En Estados Unidos hay un presidente negro después de haberles tenido como esclavos; avanzaron. Y en España ni tenemos por idea que haya una mujer al poder.
Luego, ¿cómo es posible que en un país en el que la educación es gratuita haya tanta gente ignorante? Lo tenemos tan fácil... Pero no le damos importancia. En otros países los niños no estudian porque desde que cumplen una cierta edad trabajan para llevar dinero a casa. Y, precisamente nosotros, que somos tan afortunados, somos los que menos lo agradecemos. ¡Estudia, hijo, estudia! Y aprovecha que eres joven. Cuando pasen los años, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a trabajar como obrero? No te lo crees ni tú. ¿Quieres hacer algo que realmente te guste y te agrade? ¿Quieres tener un trabajo que te satisfaga y con el que te sientas útil? Pues a veces es necesario hacer cosas que no te gustan para conseguir otras que sí. Si la meta es divertirse, la vida no es la fiesta que esperabas y, ¿por eso vas a deprimirte? Si ni si quiera tú luchas por ti mismo y por tu futuro, nadie va a hacerlo por ti. El equilibrio es la clave: Vive el presente, vale la pena, recuerda el pasado, te ha hecho sabio, y piensa en tu futuro, va delante de ti y te está esperando.

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