miércoles, 8 de mayo de 2013

Tiempo de frío.

-¿Por qué estás tan triste? -preguntó- Ya no sonríes.
Ella tanteó unos segundos la respuesta.
-Yo no estoy triste -dijo, forzando una sonrisa.
Quería gritarle al mundo que por qué las cosas pasan así, de repente, que por qué primero no viene alguien y te avisa de lo que está por venir. Porque así, le habría ahorrado muchas noches llorando sobre la almohada, porque la presión puede con ella. La golpea, la tumba, la arrastra. Y ella se deja, pues ya no tiene tiempo ni para luchar por sí misma.