sábado, 7 de abril de 2012

Quizá fue suerte, no quiero pensar en ello.

Hubo un tiempo en el que estuve perdida. Vagando por mundos que no habían sido creados por mí. Mundos repletos de sombras y oscuridad. Me vi perdida y sola. Y me quedé sentada esperando a que alguien me recogiera. A que viniera un príncipe en un caballo. O varias personas en un helicóptero. O mi madre con el carrito de la compra. Pero no apareció nadie. Y allí sola me quedé durante un largo tiempo. Viendo cómo los almendros florecían una y otra vez. Hasta que llegó el momento en el que me di cuenta de que ya estaba cansada. Cansada de esperar por alguien invisible creado por mi imaginación. Entonces, recogí mis cosas y me fui. Así de simple: huí. Alejándome de todas aquellas sombras, huí de mi pasado y de sus consecuencias, como una cobarde. Pero me daba igual, solo quería empezar de nuevo. Aparté mi pasado a un lado, lo tomé como una experiencia y se podría decir que lo olvidé. Aunque realmente no sea así. En mis recuerdos está, pero no tan presente como antes. Y al irme de aquellos mundos oscuros, que no estaban hechos para mí, busqué un lugar nuevo donde quedarme. Y aquí estoy.
Tu corazón es mucho más acogedor de lo que pensaba. 

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